martes, 29 de septiembre de 2015

La paciencia



El aburrimiento es la enfermedad de las almas y de los cerebros vacíos.
La paciencia es la primera victoria, la victoria sobre sí mismo, la victoria sobre nuestra susceptibilidad.
Mientras que no la adquiramos, la vida no es sino un torrente de capitulaciones. capitulaciones, sin duda, estrepitosa, disfrazadas por gritos de falsa autoridad, que solo representan, en verdad, la abdicación ante el orgullo.


Tener paciencia es saber guardar nuestra hora con el dedo crispado sobre el gatillo, alerta, como vigilándola presa.
Tener paciencia es construir cada acto de cada día con orden y equilibrio, que son el andamiaje que sostiene la vida en pie.

Mientras no nos desprendamos, un día, de todo lo externo y no seamos capaces de vivir solos, es decir, en compañía de lo más real lo que nada turba, no pisaremos el umbral de la felicidad.
En lugar de quejarnos de la soledad, bendigámosla, aprovechemos la posibilidad inesperada que nos da para examinarnos en silencio, para dominarnos lucidamente y totalmente, hasta en nuestros más contradictorios pensamientos.