martes, 30 de agosto de 2016

Spengler..



El hombre activo, el hombre de acción, de voluntad, de lucha, el hombre que tiene que afirmarse a diario frente al poder de los hechos y sojuzgarlos o perecer, ese hombre considera las simples verdades como algo insignificante y las mira como de arriba a abajo. 

Para el genuino estadista no hay verdades políticas; solo hay hechos políticos. La famosa pregunta de Pilatos es la típica de todo hombre de acción. 

Uno de los más grandes aciertos de Nietzsche fue poner en tela de juicio el valor de la verdad, del saber, de la ciencia.

Para todo pensador y sabio nativo, semejante idea es una frívola calumnia, porque todo espíritu científico cree que poner en duda el valor de la ciencia es poner en duda el sentido de su propia vida como científico y pensador. Cuando Descartes quería dudar de todo, a buen seguro que no dudaba del valor de su problema.

El afán del sistema es afán de matar lo viviente, en la vida normal las cosas vivas quedan fijadas, anquilosadas, atadas a la cadena de la lógica. 

La razón evoca ideas..el intelecto encuentra verdades..toda verdad nueva que el intelecto descubre no es mas que un juicio critico sobre otra verdad que existía antes..

El sino empuja a los individuos hacia uno u otro tipo, los hace meditativos y temerosos de la acción o activos y despreciadores del pensamiento. Pero el activo es un hombre entero.

Porque sólo el hombre activo, el hombre del sino vive en última instancia la vida del mundo real, mundo de las decisiones políticas, militares y económicas, mundo en el cual ni los conceptos ni los sistemas tienen cabida.

sábado, 27 de agosto de 2016

Del Libro: La rebelión de las masas. Ortega y Gasset

Por «masa» -prevenía yo al principio- no se entiende especialmente al obrero; no designa aquí una clase social, sino una clase o modo de ser hombre que se da hoy en todas las clases sociales, que por lo mismo representa a nuestro tiempo, sobre el cual predomina e impera. Ahora vamos a ver esto con sobrada evidencia.


¿Quién ejerce hoy el poder social? ¿quién impone la estructura de su espíritu en la época? Sin duda, la burguesía.


¿Quién, dentro de esa burguesía, es considerado como el grupo superior, como la aristocracia del presente? Sin duda, el técnico: ingeniero, médico, financiero, profesor, etcétera, etc. ¿Quién, dentro del grupo técnico, lo representa con mayor altitud y pureza? Sin duda, el hombre de ciencia. 

Si un personaje astral visitase a Europa, y con ánimo de juzgarla, le preguntase por qué tipo de hombre, entre los que la habitan, prefería ser juzgada, no hay duda de que Europa señalaría, complacida y segura de una sentencia favorable, a sus hombres de ciencia. Claro que el personaje astral no preguntaría por individuos excepcionales, sino que buscaría la regla, el tipo genérico «hombre ciencia», cima de la humanidad europea.


La advertencia no es vaga. Quienquiera puede observar la estupidez con que piensan, juzgan y actúan hoy política, en arte, en religión y en los problemas generales de la vida y el mundo los «hombres de ciencia», y claro es tras ellos, médicos, ingenieros, financieros, profesores, etcétera. 

Esa condición de «no escuchar», de no someterse a instancias superiores que reiteradamente he presentado como característica del hombre-masa, llega al colmo precisamente en estos hombres parcialmente cualificados. Ellos simbolizan, y en gran parte constituyen, el imperio actual de las masas, y su barbarie es la causa inmediata de la desmoralización europea.


Por otra parte, significan el más claro y preciso ejemplo de cómo la civilización del último siglo, abandonada a su propia inclinación, ha producido este rebrote de primitivismo y barbarie.


El resultado más inmediato de este especialismo no compensado ha sido que hoy, cuando hay mayor número de «hombres de ciencia» que nunca, haya muchos menos hombres «cultos» que, por ejemplo, hacia 1750. Y lo peor es que con esos pachones del asador científico ni siquiera está asegurado el progreso intimo de la ciencia. Porque ésta necesita de tiempo en tiempo, como orgánica regulación de su propio incremento, una labor de reconstitución, y, como he dicho, esto requiere un esfuerzo de unificación, cada vez más difícil, que cada vez complica regiones mas vastas del saber total. 


Newton pudo crear su sistema físico sin saber mucha filosofía, pero Einstein ha necesitado saturarse de Kant y de Mach para poder llegar a su aguda síntesis. Kant y Mach -con estos nombres se simboliza sólo la masa enorme de pensamientos filosóficos y psicológicos que han influido en Einstein- han servido para liberar la mente de éste y dejarle la vía franca hacia su innovación. Pero Einstein no es suficiente. La física entra en la crisis más honda de su historia, y sólo podrá salvarla una nueva enciclopedia más sistemática que la primera.


El especialismo, pues, que ha hecho posible el progreso de la ciencia experimental durante un siglo, se aproxima a una etapa en que no podrá avanzar por sí mismo si no se encarga una generación mejor de construirle un nuevo asador más provechoso.


Pero si el especialista desconoce la fisiología interna de la ciencia que cultiva, mucho más radicalmente ignora las condiciones históricas de su perduración, es decir, cómo tienen que estar organizados la sociedad y el corazón del hombre para que pueda seguir habiendo investigadores. 

El descenso de vocaciones científicas que en estos años se observa -y que ya aludí- es un síntoma preocupador para todo el que tenga una idea clara de lo que es civilización, la idea que suele faltar al típico «hombre de ciencia», cima de nuestra actual civilización. También él cree que la civilización está ahí, simplemente, como la corteza terrestre y la selva primigenia.

jueves, 18 de agosto de 2016

Jim Morrison



Os dejamos con algunas de sus frases más célebres:



“Quien controla los medios de comunicación, controla las mentes”.



“Yo no saldré allí afuera, tú tendrás que entrar en mí”.



“La muerte hace ángeles de todos nosotros y nos da alas donde antes teníamos sólo hombros... suaves como garras de cuervo”.



“Yo siempre seré un hombre de palabras. Más que un hombre pájaro”.



“De hecho, no recuerdo haber nacido, debió haber ocurrido durante una de mis borracheras”.



“Si mi poesía intenta algo, es liberar a la gente de sus límites para ver y sentir”.



“Soy el hombre de la libertad, esa es toda la fortuna que tengo”.



“Hay cosas conocidas y cosas desconocidas, y en el medio están The Doors”.




Muéstrate a ti mismo ante tu más profundo miedo; después de eso, el miedo ya no tiene poder y eres libre.



“Los espectadores de cine son vampiros callados”.



“El amor no puede salvarte de tu propio destino”.



“Creo en un largo, prolongado y ordenado trastorno de los sentidos hasta llegar a obtener lo desconocido”.



“Cada nueva generación quiere un símbolo, gente nueva, nuevos nombres: quieren divorciarse de las generaciones anteriores”.



“Un héroe es alguien que se rebela o parece rebelarse contra los hechos de la existencia y parece conquistarlos”.



martes, 16 de agosto de 2016

Actitudes reduccionistas

Estas actitudes reduccionistas no favorecen la explicación.

A menudo el ser humano tiene la querencia a dar explicaciones demasiado simples a fenómenos que, en realidad, son profundamente complejos. El resultado suele contentar al teorizador, pues le permite dar respuesta rápida y sencilla a algo que de otra forma le costaría mucho más comprender. 

Algunos psicólogos explican esto por la necesidad innata que el hombre tiene de sentir seguridad; el hombre se siente seguro y obtiene una gran satisfacción emocional al comprobar que todo lo que le rodea y acontece tiene una explicación y encaja perfectamente en su particular cosmovisión del mundo. 

Lo contrario, le frustra sobremanera. Por eso las teorías conspirativas son tan populares, pues, aunque enrevesadas, permiten dar una respuesta casi instantánea y cuya correcta comprensión exige de un mayor esfuerzo intelectual.

A esto hay que sumar la también innata propensión que el ser humano tiene a identificarse siempre con una de los participantes en cualquier tipo de disputa, sea ésta deportiva, militar o política.

Los liberales, los socialdemócratas, los conservadores, los comunistas no digamos, todos tienen sus internacionales y se apoyan entre sí. 


domingo, 14 de agosto de 2016

Las sociedades decadentes

Otro trazo característico de la decadencia avanzada es la mediocridad de los sentimientos.

Las sociedades decadentes ya no saben amar ni odiar, las ha invadido la tibieza, porque la vida las está abandonando, y su fuerza vital casi ha desaparecido.


Se ha llegado a la más absoluta incapacidad para aprender

Lo característico de esta enfermedad, la decadencia, es la ceguera que afecta al enfermo acerca de su propio estado. Cuanto más enfermo está, más sano cree estar. Una sociedad decadente es así tanto más progresista cuanto más avanza hacia el desenlace fatal de su enfermedad.


Hacer un diagnóstico de decadencia, no hace  más que prever el desarrollo normal de la enfermedad. 

lunes, 8 de agosto de 2016

Ludwig van Beethoven..

¡Actúa en vez de suplicar... Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa!..sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino..
Ludwig van Beethoven..

domingo, 7 de agosto de 2016

Teoria de la disonancia cognitiva



Hay algo propio de la naturaleza humana que nos impide cambiar de ideas de manera radical, así que casi inconsciente buscamos excusas, se trata de poner un velo, de justificar lo que no parece justificable, tendemos además a pensar lo mismo que los demás, a no cuestionar a la mayoría. 

Esta fuerza del grupo es fundamental para mantener una creencia, incluso aunque se demuestre que tal creencia es completamente falsa e incluso perjudicial para el ser humano.
















las últimas espadas del cristianismo..La Ilglesia modernista se comporta como la ramera de Roma del apocalipsis PERO que a esas ruinas todavia le hagan eso da pendiente... y los tradicionalistas solo se asombran y siguen a Bergoglio al abismo...


De repente yo vi el mundo en completa revolución..el orden y la justicia no reinaban más..se extendía la injusticia..la mentira..el libertinaje y toda suerte de iniquidades..los siete pecados capitales eran llevados en triunfo... Isabel Canori Mora.
(1774-1825)

sábado, 6 de agosto de 2016

Servidumbre y esclavitud..

Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un solo interés.

El individuo que tiene una clara conciencia de sí mismo y que obra en consecuencia: es la forma más elevada de la individualidad.
Théodule Armand Ribot


Si un individuo es pasivo intelectualmente, no conseguirá ser libre moralmente.

El hábito de la servidumbre trae consigo sentimientos de domesticidad, en los cortesanos lo mismo que en los pueblos.

Si hemos de vivir largamente en esta opresión donde todos nos ven y escarnecen los antiguos triunfos de nuestro poder, ahora reducidos a esta obscura e infernal servidumbre.

Toda liberación depende de la toma de conciencia de la servidumbre, y siempre por el predominio de necesidades y satisfacciones que se han convertido en propias del individuo.




La primera causa de la servidumbre voluntaria es la costumbre.


Los hombres, al nacer bajo el yugo y la ser luego criados y educados en la servidumbre, sin mirar ya hacia delante, se contentan con vivir como han nacido, no piensan tener otro bien ni otro derecho más que el que han encontrado, y consideran natural el estado de su nacimiento...Étienne De La Boétie.



Ludwig von Mises;
El rasgo característico de una sociedad libre es que puede funcionar a pesar del hecho de que sus miembros no están de acuerdo en muchos juicios de valor...Ludwig von Mises

No hay esperanzas para una civilización, cuando las masas están a favor de políticas nocivas.
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jueves, 4 de agosto de 2016

El imperativo moral..Clément Rosset.


El imperativo moral no peca solamente por su contenido, es decir, por su aspiración a lo universal. Es en principio aberrante por el hecho mismo de constituirse como imperativo moral, me refiero a su ambición de someter todo acto que no sea reprensible al acuerdo previo con una máxima cualquiera. 


La generosidad es por definición ajena al sentimiento del deber; de hecho, es contraria a éste, a tal punto que hay ciertamente menos perfidias que temer de un crápula franco que de las de alguien que pretendería ser generoso por deber. 

El hombre generoso actúa generosamente porque es generoso, no porque consulta un código de buena conducta que le recomienda ser generoso. La gente de moral me parece llevar sobre sí misma permanentemente, apretado en su billetera como el memorial de Pascal escondido en el dobladillo de su hábito, un pedazo de papel en el que ha inscrito:«No olvides ser bueno». 

Tal seguridad contra el mal no es tan tranquilizante como parece, y personalmente yo desconfiaría completamente. En un momento crítico, en el fuego de la acción, ¿tendrá nuestro hombre el tiempo de consultar su billetera? ¿Y qué pasará si ha dejado la billetera en casa, o ha incluso olvidado de meter allí, como lo hace cada mañana pues puede suponerse que lo saca cada noche antes de acostarse para tenerla al alcance de la mano, como hacía Schopenhauer con sus pistolas, la fórmula mágica que lo protege de mal-actuar?


Lo que se persigue con estas morales universales es el hombre universal, el hombre único, un hombre conformado por muchos más hombres pero unidos por una misma conciencia.

Adolf Hitler, Mein Kampf

En los colegios no se enseña ningún tipo de disciplina. No se enseña porque primeramente los no comprometidos socialmente son los de arriba, que animan esta situación de decadencia.

En las escuelas de un Estado nacional habrá de dedicarse más tiempo al ejercicio corporal. No deberá transcurrir un solo día sin que un muchacho no consagre al menos una hora al adiestramiento físico, así de mañana como de tarde, en forma de juegos y de gimnasia. 

Hay un deporte en particular que no se ha de excluir de ninguna manera: el boxeo. Apenas si es posible creer lo falsas que son las ideas imperantes sobre éste entre las personas «educadas». Suponen tales personas que es natural y honroso para un joven aprender esgrima y batirse en duelo, pero mirar como una grosería el boxeo. 

¿Por qué? No existe deporte alguno que estimule tanto como éste el espíritu de ataque; requiere una decisión rápida como el relámpago y templa y agiliza el cuerpo. Y el hecho de que dos jóvenes resuelvan sus disputas trenzándose a puñetazos, no es en modo alguno más grosero que sí lo hicieran empleando al efecto una pulida hoja de acero.

La transformación social



La transformación social es convertir una masa aborregada en personas que individualmente tengan un criterio propio. 

No obstante, bien sé que tal cosa es imposible en el panorama actual, mas observando cómo devienen los acontecimientos y la naturaleza de los esclavos que obedecen a los amos de nuestra democracia y sistema plutocrático.

El librepensador es un ser cuya libertad de pensar no viene impuesta por nadie. No necesita la democracia ni sistemas libertarios para pensar libremente. 

Pensar libremente es una actitud que el propio sujeto adopta por sí mismo, una actitud desafiante que no es gracias al derecho, sino propiciado imperativamente por su propia capacidad.