jueves, 4 de agosto de 2016

Adolf Hitler, Mein Kampf

En los colegios no se enseña ningún tipo de disciplina. No se enseña porque primeramente los no comprometidos socialmente son los de arriba, que animan esta situación de decadencia.

En las escuelas de un Estado nacional habrá de dedicarse más tiempo al ejercicio corporal. No deberá transcurrir un solo día sin que un muchacho no consagre al menos una hora al adiestramiento físico, así de mañana como de tarde, en forma de juegos y de gimnasia. 

Hay un deporte en particular que no se ha de excluir de ninguna manera: el boxeo. Apenas si es posible creer lo falsas que son las ideas imperantes sobre éste entre las personas «educadas». Suponen tales personas que es natural y honroso para un joven aprender esgrima y batirse en duelo, pero mirar como una grosería el boxeo. 

¿Por qué? No existe deporte alguno que estimule tanto como éste el espíritu de ataque; requiere una decisión rápida como el relámpago y templa y agiliza el cuerpo. Y el hecho de que dos jóvenes resuelvan sus disputas trenzándose a puñetazos, no es en modo alguno más grosero que sí lo hicieran empleando al efecto una pulida hoja de acero.