Hay un deporte en particular que no se ha de excluir de ninguna manera: el boxeo. Apenas si es posible creer lo falsas que son las ideas imperantes sobre éste entre las personas «educadas». Suponen tales personas que es natural y honroso para un joven aprender esgrima y batirse en duelo, pero mirar como una grosería el boxeo.
¿Por qué? No existe deporte alguno que estimule tanto como éste el espíritu de ataque; requiere una decisión rápida como el relámpago y templa y agiliza el cuerpo. Y el hecho de que dos jóvenes resuelvan sus disputas trenzándose a puñetazos, no es en modo alguno más grosero que sí lo hicieran empleando al efecto una pulida hoja de acero.