miércoles, 23 de septiembre de 2015

La feminización del hombre

Nuestra sociedad ha sido manipulada por la ideología de género y despojada de los valores masculinos. 

Esta ya no es una tierra de hombres, en este sistema la masculinidad es atacada. A los niños se les adoctrina con ser más pacíficos, se les quitan las armas de juguete, en su lugar les dan juegos didácticos, se les va arrebatando el instinto y el amor por el riesgo para sobreprotegerlos y mimarlos. 


Uno de los síntomas de vivir dentro de un matriarcado es la feminización del hombre occidental. Esta feminización es un producto de la decadencia de nuestra civilización y propio de un sistema en el que los roles de género se olvidan y en donde la masculinidad es vista como una vergüenza.

Esta feminización del hombre se viene dando por años pero era un problema que no se había tratado hasta hace poco, ha habido publicaciones científicas sobre la estrogenización ambiental, el auge del mariconismo y la pérdida de masculinidad, sin embargo estas investigaciones han sido en su mayor parte ignoradas.

Creemos por la propaganda de la ideología de género que vivimos en una época “más abierta”, craso error, no vivimos en una nueva época ni estamos viendo el nacimiento de una nueva concepción de la normalidad como la ideología del mariconismo asegura sino que estamos viendo la muerte de la virilidad y la decadencia de la civilización.

En un sistema en el que los roles naturales son rechazados entonces los hombres se feminizan, las mujeres se masculinizan y se invierte el orden natural, se acelera el proceso de decadencia de una civilización. Es una verdad absoluta, una ley biológica el que nacemos con un género, con los rasgos naturales de ese género, se es hombre y se es mujer desde que se nace.

Las actividades propiamente masculinas como la caza, la lucha, la pesca, las corridas de toros y el deporte están siendo atacados masivamente, el consumo de carne y el amor por las armas está bajo ataque por parte de los medios. 



Es la sociedad de la madre, en la que el padre está ausente y entonces es la figura femenina la que rige.