miércoles, 5 de abril de 2017

El hombre es el arte de la historia..

El hacer del hombre es el arte de la historia, y en ese hacer se ha mascado siempre la tragedia.

¡La democracia y la corrección política han acabado con todo ese hacer de grandes hombres que hacían de sus decisiones, sus acciones y de sus consecuencias una obra de arte! 

La política ha perdido todo su colorido, la historia se ha vuelto aburrida, ¡es hora de que surja alguien capaz de ser protagonista de los sucesos, de generar grandes cambios y de agitar el tiempo! y se echa de menos por ausente, no por nostalgia. Nuestro presente necesita de grandeza, tanta mediocridad harta.

No creo en hombres malos ni en hombres buenos, sólo en hombres que actúan según sus preceptos o los de otros, o bajo su capricho: capricho del que luego se sienten culpables, por esa imposición de lo moral y de una sola forma de lo humano. 

Digamos que creo en hombres que hacen en cualquier momento lo que creen que es lo correcto, o lo necesario, o lo que tenían que hacer. Y es que si moral ha de haber, hemos de tener en cuenta que nuestra moral es nuestra propia conducta, nuestro propio hacer, y entonces la dimensión moral alcanzará su grado originario: el de costumbre. 

La moral debe alcanzar otro valor..y no en la maldad por servir ciertos preceptos por imperativo dogmatico..

Las matanzas morales adquieren dimensiones grotescas en la historia, son repugnantemente bellas pues el sinsentido de las acciones criminales esconde algo artístico,  porque en ocasiones así debe ser.