martes, 10 de mayo de 2016

Arenga a los soldados de Cristo

!Levántate, soldado de Cristo¡ levántate, sacúdete el polvo; vuélvete al campo de batalla, de donde huiste, a pelear con mayor fortaleza después de la fuga y a triunfar con mayor gloria. 

Muchos son los soldados que tiene Cristo, que comenzaron con coraje y perseveraron en él, y vencieron. Muchos menos se cuentan de los que, tras haberse declarado en fuga, volvieron al peligro antes temido e hicieron huir a los enemigos. 

Mas como todo lo raro es precioso, me alegro de que te cuentes entre aquellos que, cuanto más escasos son, tanto más gloriosos aparecerán.

Los soldados de Cristo con seguridad pelean las batallas del Señor, sin temor de cometer pecado por la muerte del enemigo ni por desconfianza de su salvación en caso de sucumbir, no sólo no implica culpa alguna, sino que merece mucha gloria.

Y feliz tú, si murieses luchando, porque al punto serías coronado, pero ¡ay de ti si rehuyendo la pelea, perdieras juntamente la victoria y la espada!