Con desdén arrojaré mi guante
ante la cara del mundo
y veré el colapso..
cuya caída no disminuirá mi ardor..
Luego caminaré divino y victorioso
por entre las ruinas del mundo
dando a mis palabras una fuerza activa,
me sentiré igual al Creador.
El mundo que está entre yo y el Abismo
lo destruiré en pedazos con mis incesantes maldiciones
y comprenderé su cruel realidad:
abrazándome, el mundo estúpidamente perecerá
y luego se hundirá hasta la nada completa,
sin existencia
¡ésa sería realmente la vida!
En una palabra, !yo odio a todos los dioses!
que no reconocen la auto-conciencia del hombre
como la más alta divinidad..
Él puede dormir con la creencia de que el silencio extinguiría
para siempre la pasajera existencia
que él había considerado como la cuna de la vida.
Él duerme;
pero es despertado..
él abre sus acuosos e inquisitivos ojos..