El desprecio de Nietzsche por los sistemas liberales y democráticos dirigidos por la mentalidad de rebaño de la gente común.
Es el tiempo de la política mezquina, la lucha por el dominio..
La nueva sociedad aristocrática estaría presumiblemente organizada en un sistema de castas exclusivas, no un maloliente judaísmo compuesto de rabinismo y charlatanería..
Contrariamente a lo que algunos piensan, Nietzsche no considera al Estado como un medio para el progreso del pueblo, en vez de ello, insiste en la general obediencia de las masas ignorantes al gobierno.
En Más Allá del Bien y del Mal, Nietzsche insistió en que la futura raza de señores será de hombres de poder y artistas-tiranos, que utilizarán la Europa democrática como su más dúctil y manejable instrumento para dirigir los destinos de los europeos.
Afortunadamente, las nuevas condiciones promoverán un cierto ascenso del hombre común dentro de su mediocridad, un útil trabajador y discretamente servicial, es muy necesario para facilitar el ascenso de hombres excepcionales pero con peligrosas y atractivas cualidades.
La más baja casta estará compuesta por la mayoría de la gente, para quienes ser mediocre es su felicidad. Esta gente es la que se ocupará de la llamada actividad profesional, ya sea económica o social, artesanía, comercio, agricultura. Igual que Treitschke, Nietzsche aconsejaba abstenerse de juzgar a las clases bajas desde el punto de vista de los privilegios materiales, ya que ellas tienen sus propios goces proporcionales a su desarrollo espiritual. En efecto, cuanto más asciende uno, más dura deviene la vida; aumenta el desapego y la responsabilidad.